Reflections of a Seville TechPark entrepreneur

Por Raúl Maldonado Blanes, presidente del Círculo de Empresarios de Sevilla TechPark

Soy el representante de las empresas alojadas en el parque científico y tecnológico de Sevilla, recién bautizado como ‘Sevilla TechPark’. Este cambio ha sido un gran acierto, al incluir la marca de nuestra internacionalmente conocida ciudad, nombre que refuerza nuestro potencial y que, sin duda, nos abrirá muchas más puertas.

Sevilla TechPark contabilizó en 2024 un total de 575 empresas, centros de investigación, formación y universitarios. Formar parte de este ecosistema, que conecta la Ciencia, la Investigación y la Empresa, es una satisfacción para cualquier empresario. Somos actores de un espacio, de un barrio, que aporta nada más y nada menos que el 2,56% del PIB de Andalucía y más del 11% del PIB de la provincia. Desarrollamos nuestra actividad en el mayor parque tecnológico del país, generador de empleo de calidad y de riqueza.

¿Por qué, siendo una verdadera joya y un motor de futuro sin parangón en esta ciudad, somos objeto de tantas críticas? ¿No termina el ciudadano de creerse lo que el propio talento sevillano y andaluz ha levantado en Cartuja? Recordemos que la apuesta empresarial por la transformación de este recinto es anterior a la Expo’92. Sin ir más lejos, la propia Universidad de Sevilla, con su prestigiosa Escuela Técnica Superior de Ingeniería, levantó su actual sede y se la cedió, durante la  Muestra Universal, a los países americanos, para contar con el edificio nada más finalizar la Exposición. La Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), adquirió el Pabellón de África para asentarse en un incipiente parque tecnológico.

Para que un proyecto sea creíble y lleguemos al punto de estar orgullosos de él hay que conocerlo, pasearlo, indagar sobre las actividades que alberga. Los empresarios de Sevilla TechPark lo conocemos, lo paseamos e indagamos. Por eso estamos tan, tan orgullosos de formar parte de él.

Pero creemos que el trinomio Ciencia+Tecnología+Empresa debe convertirse en un cuadrinomio. El cuarto término de esta expresión algebraica no puede ser más que el ciudadano.

Los empresarios de Sevilla TechPark somos conscientes de las necesarias mejoras en este recinto. Pero no pedimos un ejercicio de fe. La realidad de este parque científico y tecnológico es palpable.

No queremos, en absoluto, ser ingenuos. El parque es como una rosa: asombra con su color, pero no está falta de espinas.

Es responsabilidad de los empresarios, en especial del Círculo de Empresarios de Sevilla TechPark, trabajar con las administraciones competentes para poner negro sobre blanco en las necesarias y urgentes actuaciones a acometer. Con estas actuaciones buscamos un doble objetivo: contribuir al crecimiento de las empresas ya instaladas y ser polo de atracción de nuevas inversiones.

Una reflexión a este respecto: ¿y si la empresa tecnológica o el centro de investigación puntero, con el que sueñan nuestros hijos (y nosotros para ellos) está o tiene pensado instalarse en Sevilla? Ya no solo en Sevilla TechPark, sino en cualquier punto de Andalucía. ¿No sería deseable?

Para eso debemos, necesariamente, activar los espacios baldíos y dejar a un lado la nostalgia de las décadas pasadas. Instamos al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía a seguir trabajando para dar uso a espacios tan emblemáticos como el Estadio La Cartuja, el Auditorio Rocío Jurado o Camino de los Descubrimientos, que tiene en el Canal de la Expo su principal actuación.

Aun siendo andaluz, he de reconocer que somos muy dados a las críticas gratuitas, sin un conocimiento exhaustivo ni detallado del objeto criticado. Recordemos Las Setas o Torre Sevilla, por ejemplo. Ahora nadie se imaginaría una Sevilla sin estos espacios (el último, por cierto, un activo cultural y de ocio innegable de Sevilla TechPark).

Y ya se está reurbanizando el entorno del Estadio La Cartuja. Y el Auditorio está próximo a lograr una gestión profesional de altísimo nivel. Y el Canal de la Expo va a ser urbanizado. El germen de la descripción más absoluta de “la isla llena de jaramagos” va a ser historia.

Y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC) ya construye su emblemático y sostenible edificio. Y el Palenque albergará el ‘cerebro’ digital de Andalucía con la instalación del Centro de Procesamiento de Datos. Y, gracias a eCitySevilla, el parque es laboratorio urbano en materia de movilidad, de digitalización, de energía. Este proyecto, por cierto, está impulsado por un centenar (digo bien, un centenar) de empresas con sede en el parque, que apostamos por un futuro innovador y sostenible.

Sevilla tiene una historia rica, una monumentalidad envidiable. Pero también tiene un futuro que precisa confianza.

Una de las actuaciones más importantes será, sin duda, la reurbanización del Canal de la Expo. Sevilla no puede permitirse el lujo de hacer de este espacio un área únicamente de esparcimiento (habida cuenta, además, de la cercanía del Parque del Alamillo, por ejemplo, de los Jardines del Guadalquivir una vez rehabilitados o del Parque Magallanes). El Canal cumplió su función en la Expo’92, pero tenemos ante nosotros la posibilidad de ampliar las dotaciones del parque y transformar este espacio combinando empresas y servicios terciarios (muy demandados, por cierto, por las primeras).

En mi opinión, los proyectos futuros han de buscar el rendimiento, tanto económico como social. ¿Ha sido rentable emplear el dinero de los ciudadanos (vía impuestos) para desbrozar, algún que otro año, el Canal de la Expo? ¿Será rentable mantener un espacio de ocio tan costoso como un canal? Si se recuperara el Canal de la Expo tal y como estaba en 1992, ¿estaríamos restando oportunidades de inversión empresarial a la ciudad y, por qué no, de futuro a nuestros hijos?

Invertir en adecuar espacios para la atracción de inversiones es, sin duda, la opción por la que nos decantamos los empresarios.

Estaremos vigilantes, no obstante, para que el proyecto sea compatible con la vida ciudadana. El Canal de la Expo tendrá que ser vivido, paseado. Pero, por favor, conozcamos el proyecto antes de criticarlo.

Sin duda, los empresarios tendemos nuestra mano al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía para la elaboración de las condiciones que regirán la construcción de edificios de empresas y áreas terciarias, conscientes de lo anterior: Sevilla debe llegar a estar orgullosa de este espacio, nexo de unión entre el centro y la Isla de la Cartuja.

Estamos absolutamente convencidos de que la inversión pública en proyectos de esta índole tiene tanto rédito económico como social. Por ello, además de agradecer al Consistorio que escuche a los empresarios de Sevilla TechPark, le instamos a estipular una dotación presupuestaria anual, que sería un impulso esencial para la imagen del que es el mayor parque tecnológico del país. Hay que serlo (que lo somos) y parecerlo.

Sevilla TechPark es Sevilla y es parque tecnológico. Tiene historia, un legado espectacular de alrededor de 50 pabellones heredados de la Expo en uso. Pero, sobre todo, es futuro. Sigamos trabajando por él.